TRAYECTORIA
1985
- Bachiller en la Enseñanza del Castellano y la Literatura
- Universidad de Costa Rica
1987
- Licenciado en Filología Española
- Universidad de Costa Rica
- Tesis: Las fisgonas de Paso Ancho y El martirio del pastor: Dos perspectivas de la obra dramática de Samuel Rovinski (Coautora: Magdalena Vásquez Vargas)
1991
- Magister Litterarum en Literatura Hispanoamericana
- Universidad de Costa Rica
- Tesis: Procedimientos de verosimilización en El general en su laberinto (Mención Honorífica)
2001
- Doctor por la Universidad de Salamanca
- Universidad de Salamanca
- Tesis: Novela centroamericana contemporánea: la obra de Sergio Ramírez Mercado (Sobresaliente cum laude)
MIS LOGROS EN LA GESTIÓN UNIVERSITARIA
Creo que el norte de la Universidad de Costa Rica debe ser su misión social formativa-educativa. Esta misión debe conectarse con la realidad de las unidades académicas y de los diferentes sectores y grupos de la sociedad. Es necesario que dicha conexión se exprese en formas muy concretas, sin caer en el culto irracional a ideales de la Costa Rica y la universidad de un pasado lejano, o a teorías y conceptos abstractos de nuestras disciplinas académicas que a menudo, aunque con muy buenas intenciones, suelen alejarse de las realidades en que vivimos y no derivan en acciones concretas y relevantes.
Debido a esta convicción, me han calificado de humanista e idealista, y no me molesta afirmar que, ciertamente, lo soy. Lo soy con plena libertad y honestidad. Considero que estas cualidades son gran ventaja para la gestión universitaria, pero siempre y cuando se acompañen de pragmatismo y culminen en logros concretos. Es así como me considero abanderado de un humanismo real, bien aterrizado.
Estamos viendo con más frecuencia estilos de gestión dictatoriales y egocéntricos en diferentes instancias de administración y gobierno en el país (incluyendo nuestra Universidad de Costa Rica), debido, en gran parte, a la incapacidad de los mecanismos electorales de nuestras instituciones para filtrar quién accede a estos puestos. Considero importante enfatizar que soy consciente de que debemos tener mucha prudencia cuando se cuenta con poder, y se debe tener mucho cuidado en no caer en las trampas de este. Por ejemplo, un Rector debe ser capaz de enfrentar la dinámica de gestión de diferentes órganos, atendiendo a situaciones conflictivas mediante el ejercicio de la escucha, y no limitarse a dictar, ordenar, delegar y luego informar de manera impersonal. ¡En una institución de nivel y diversidad cultural, científica y humana como es la Universidad de Costa Rica, lo unidireccional no lleva a ningún lugar que nos vaya a ser útil para avanzar ni contribuir a los problemas de la sociedad!
En la gestión universitaria hay que hacer el trabajo de manera feliz, con satisfacción, sin mostrar descontento con el lugar donde se está o las responsabilidades e imprevistos. Tampoco uno puede servirse del puesto. Se requiere respeto y mente muy abierta. Se está en un puesto de mando para hacer algo grande, algo que favorezca a una gran comunidad universitaria y nacional, al país, las personas jóvenes, a todas las personas. Creo en que se puede disfrutar del puesto, sirviendo y acompañando a las personas en sus aspiraciones.
Busco servir desde la Rectoría para liderar y unir a aquellas personas que aman la universidad, que quieren la superación propia y la de su familia, de su comunidad, de los y las jóvenes, y de su país, sin intereses egoístas o deshonestos. ¡Por estas personas vale la pena emprender cualquier proyecto! El proyecto de universidad al que me refiero requiere participación dialógica y activa de las personas, mediada por una excelente comunicación, tomando en cuenta a todas las partes involucradas, sin poses de dictador.
Para ello, creo en asumir y liderar el diálogo sincero y franco. ¡Esto es clave para llevar adelante cualquier objetivo! Creo en el trabajo en equipo, confiando que todas las personas tienen algo que aportar (independientemente de su posición), eso sí, teniendo como interés superior la Universidad. Me llena de satisfacción, pero a la vez de una sincera conciencia de compromiso y transparencia, compartirles formas concretas como he recibido y cultivado este acervo en la gestión universitaria, en algunas funciones y responsabilidades:
Cuando fui Director del Consejo Universitario, acompañé y fomenté la creación de un importante número de unidades de investigación, que abarcan una visión inter-, multi- y transdisciplinar: El Centro de Investigación del Movimiento Humano (CIMOHU, el cual aborda temas de salud y recreación en la sociedad, de manera interdisciplinaria; el Centro de Investigación en Comunicación (CICOM, enfocado en el valor social de la comunicación desde una perspectiva interdisciplinaria); el Centro de Investigaciones Neurológicas, el Centro de Investigación en Tecnologías y Comunicación (CITIC) y el Instituto de Investigación en Arte (IIArte). Se creó, también, la primera unidad que se dedicaría a la investigación en una sede regional: el Centro de Investigación en Diversidad Cultural y Estudios Regionales (CIDICER) en la Sede de Occidente, el cual agrupa investigación desde la historia, la sociología, las letras y las artes. Debo mencionar que la propuesta de creación del CIDICER la impulsé cuando fui Director de la Sede mencionada.
También apoyé, con muchísimo interés, la creación de la Red de Áreas Protegidas (en la sede Rodrigo Facio y las sedes regionales), la cual aporta a la sostenibilidad y la política de carbono neutral, desde el Consejo. La creación del Museo + UCR, como una unidad conceptual, por su parte, involucra investigación y acción social y permite operar sin un espacio físico. Finalmente, formulé la propuesta de Declaración de la UCR como espacio libre de humo, aprobada unánimemente, en 2021. Aquí fue importante la escucha a todas las partes y del diálogo constructivo. Un miembro del Consejo se oponía, argumentando su derecho personal al fumado, pero la dinámica permitió que él apostara por el bien colectivo en la Universidad.
Quisiera enfatizar que nunca, en una sola gestión del Consejo Universitario, se han creado tantas unidades de investigación, y nunca se había creado ninguna instancia de investigación para operar desde las sedes regionales. Una clave para este tipo de logro es saber acompañar, proponer, y aceptar argumentos de otras personas. Se debe facilitar el logro de los objetivos de todo el órgano colegiado, no solo los personales.
En cuanto a mi desempeño como Director de la Sede de Occidente (2005-2009), y al darme cuenta de la necesidad de recuperar la cultura de planificación, convoqué a un equipo de trabajo, de cerca de 70 personas, para elaborar y proponer el Plan de Desarrollo Estratégico 2008-12, cuya propuesta entregamos en buena forma al Consejo de Rectoría. El equipo comprendía personal docente y administrativo, estudiantes y compañeros(as) del sindicato, y contamos, además, con el apoyo de la Oficina de Planificación Universitaria (OPLAU).
Realizamos un diagnóstico interno y externo, trabajamos el tema del presupuesto, y planteamos nuevas opciones en docencia, investigación y acción social, incluyendo los temas de infraestructura, proyección y vínculo con la sociedad (o zona de influencia) y hasta el deporte. Como frutos concretos de este plan, logramos la creación de posgrados en la Sede (solamente existía uno, en desarrollo sostenible), sobresaliendo la Maestría en Enseñanza Castellano y Literatura.
Logramos, también, abrir la Casa Infantil Universitaria en la Sede de Occidente, dirigida a madres y padres que abandonaban estudios o no se graduaban por asumir el cuido de sus hijas o hijos. En este proyecto tuve gran involucramiento en las sesiones de trabajo, con la Unidad de Vida Estudiantil, alrededor de las encuestas y la construcción de un marco teórico de la cotidianidad, entre otros requerimientos. ¡Disfruto mucho participar con esta cercanía e interés en los proyectos a mi cargo, como una tarea ordinaria (siempre y cuando el tiempo lo permita)! En 2007, se logró la aprobación de este proyecto. Felizmente, cuando fui director del Consejo Universitario, nos tocó estudiar y aprobar el Reglamento de las casas infantiles de la UCR.
Además, fortalecimos la oferta académica en el Recinto de Grecia y abrimos las licenciaturas en Psicología y en Derecho. Logramos, también, la restauración y reapertura del Museo Regional de San Ramón UCR, en el edificio patrimonio frente al parque de San Ramón, con el apoyo del Ministerio de Cultura y Juventud.
Más allá de las funciones reglamentarias de Director de la Sede, me aboqué a conformar comisiones de trabajo en Grecia y San Ramón para estudiar a fondo las implicaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) en la región y el país. Entre los pendientes de mi gestión, aún queda por realizar el cambio de techos de asbesto y cemento (materiales cancerígenos) en la Sede (aunque logramos el cambio total en la Biblioteca) y que se retome el cuidado de la cancha de futbol playa que se inauguró, la cual lamentablemente está en abandono.
A pesar de que la cultura administrativa en la Sede era que todo asunto, desde cualquier instancia, iba a la Dirección, no tuve inconveniente en atender a la mayor cantidad de personas, asumiendo mayor responsabilidad y contacto. Ello favoreció la capacidad propositiva en la Sede y el trabajo en equipo. Como he manifestado hasta ahora, la escucha y el tomar en cuenta a todas las partes, fueron clave para todos estos logros. Podría decirse que aprendí de las temperaturas extremas, pero sobre todo de la calidez de las personas.
Más recientemente, durante poco más de un año que me desempeñé como Vicerrector de Docencia de la Universidad de Costa Rica, impulsé acciones concretas para mejorar las condiciones laborales y derechos de las personas docentes, sobre todo lo del interinato. No es un secreto que más del 65% de este personal es interino. Desbloqueamos concursos de antecedentes en sedes regionales y en la sede Rodrigo Facio: seis concursos en un poco más de un año, o sea, lo hicimos cada dos meses. Así, se fortalecieron notablemente las asambleas en varias unidades académicas. Coherente con este compromiso de justicia laboral, ampliamos el nombramiento para docentes en condición de interinazgo sin continuidad. Concretamente, se otorgó nombramiento para cubrir una semana antes y una semana después de concluir el ciclo lectivo a estas personas, con el fin de que pudieran preparar materiales y realizar evaluaciones de ampliación.
Desde la Comisión de Docencia y Posgrado del Consejo Universitario, apoyé la reforma al reglamento de Régimen Académico Docente, específicamente del Artículo no. 20, permitiendo a docentes interinos(as) solicitar que una plaza saliera a concurso. Así, se ordenó el tema del interinato en categorías para una atención ordenada del tema. Se definieron los parámetros para el sistema de reclutamiento y selección de personal docente de la Universidad, para corregir vicios en el nombramiento, como, por ejemplo, que una jefatura administrativa tuviera incidencia en la elección de una persona candidata en un concurso. Para ello nos fue útil levantar una base de datos del personal docente disponible.
También desde la citada Comisión apoyé la creación del Departamento de Ingeniería, Informática y Tecnología, el cual fue finalmente aprobado por el Consejo Universitario.
¡La pandemia no fue fácil para nadie! Con el fin de atender los imprevistos y retos por pandemia, apoyamos a las unidades académicas con un presupuestario extraordinario, el cual superó los 300 tiempos completos por semestre, para que pudieran cubrir las necesidades de nuevos cursos provocadas por el rezago que generó la virtualidad (recordemos que hubo cursos que no se impartieron en 2020 y sí se ofrecieron en 2021). Aportamos presupuesto para adquirir equipos y adaptar espacios en Medicina, Agronomía, Farmacia y Nutrición. No dejamos por fuera la atención a la salud mental: Creamos el Programa de Docencia y Calidad de Vida, que incluía charlas y capacitaciones sobre temas críticos de la virtualidad. Después de mi salida de la Vicerrectoría no se le dio seguimiento. También debo mencionar el proyecto “Voces Docentes”, sobre la resiliencia de docentes en pandemia, el cual fue cerrado. Nada de todo esto fue antojadizo: Realizamos una encuesta a 1100 docentes para ver sus necesidades por pandemia. Ahora bien, con la Oficina de Bienestar y Salud (OBS) se implementaron capacitaciones en distintas unidades, más de cincuenta. Iniciamos la columna Lucem Aspicio en el Semanario Universidad, que canalizó la voz de asesores y decanas sobre temas académicos de fondo vinculados con la docencia. Este proyecto también perdió continuidad. Como si fuera poco, fortalecimos el Programa de Empleabilidad a Personas con Discapacidad. Con la asignación de recursos, algunas de estas personas llegaron a ser nombradas en propiedad.
Desde la Vicerrectoría aprobamos cuatro carreras nuevas: Bachillerato en Modelación Matemática, Licenciatura en Educación Inicial en Inglés, Licenciatura en la Enseñanza de las Ciencias Naturales y Licenciatura en Gestión de Empresas Turísticas Sostenibles. Profundizamos los procesos de desconcentración y descentralización de algunas careras, al punto que al final de mi corta gestión contábamos con más de cuarenta carreras desconcentradas, seis descentralizadas, facilitando de este modo una gestión más autónoma en las sedes. También descentralizamos funciones del Centro de Evaluación Académica (CEA) en la Sede de Guanacaste.
Siempre bajo la premisa de que debemos tomar en cuenta el aporte de todas las personas de un cuerpo o un equipo, articulamos una visión integradora de la Vicerrectoría con un equipo que reunía a cuatro unidades: CEA, METICS, RIFED y DEDUN. Por ejemplo, las cuatro instancias participaban juntas para evaluar el tema de la enseñanza y los procesos de innovación docente en contextos específicos. Es importante destacar que con METICS creamos más de cinco mil entornos virtuales, y se brindó acompañamiento a docentes, con capacitaciones en cada una de las unidades académicas.
Apoyamos más de cuarenta proyectos innovadores de docencia, todos muy pertinentes como el de la Facultad de Odontología que involucra la iniciativa “Chepe se baña”). Finalmente, retomamos la participación de la UCR en el Foro Internacional de Innovación Universitaria para poner la Institución en diálogo con otras prestigiosas universidades del mundo y aprovechar diversos aportes relacionados con las buenas prácticas en docencia.
Por toda mi trayectoria, por el intercambio y las experiencias de trabajo que he tenido con muchísimas personas de todos los sectores de la comunidad universitaria y por las enseñanzas que he recibido de ellas, me considero hijo de la Universidad de Costa Rica. Ella me ha cambiado muy positivamente toda mi vida, me ha hecho mejor persona, mejor ciudadano, un académico que piensa la universidad desde la excelencia, la solidaridad y la inclusión, y que está dispuesto a servirle donde lo requiera.
La Universidad de Costa Rica siempre me ha traído optimismo y confianza para resolver distintas problemáticas. Hoy, en el 2024, nos encontramos ante una situación muy crítica en cuanto a la gestión y a la administración universitarias, enfrentamos una coyuntura política nacional totalmente adversa y a lo interno tenemos una gestión burocrática y poco flexible, existen brechas de género que marcan serias inequidades, ni la administración ni el Consejo Universitario traen la necesaria certidumbre sobre la aplicación de la Ley Marco de Empleo Público y de un Régimen Salarial Académico justo. Tampoco hay una estrategia integral de atención a la salud mental, el porcentaje de personas interinas sigue superando el sesenta por ciento y la regionalización universitaria no recibe los recursos que requiere según indicadores de proyectos, matrícula y graduación, entre muchas otras situaciones críticas.
Fieles a los principios universitarios y sobre la base de la escucha y el diálogo, estamos en capacidad de dar soluciones a estos problemas. Tengo total confianza en el acervo universitario y reafirmo ese norte de nuestra Alma Máter, como lo expresé el 18 de mayo de 2012, siendo Director del Consejo Universitario y citando al reconocido poeta Pablo Neruda: “Las lámparas seguirán encendidas y las semillas buscarán la tierra”. Ello significa que nuestra Universidad seguirá siendo el principal referente científico, cultural y educativo para una Costa Rica que merece un futuro promisorio, lo cual implica, en palabras de Carmen Naranjo, un compromiso absoluto “por traer la luz a la oscuridad más cerrada y cultivar la paz en respeto a la armonía. Esa ha sido y es la tarea más elevada y consecuente de la administración universitaria por emprender.